BLOG DE OJOS

Cuidado de los ojos, consejos oftalmológicos, opinión, cosas de Elche... Un blog del Dr. Soler y su equipo con inquietudes, recomendaciones y propuestas globales en red.

Cuatro falsos mitos sobre los ojos de los animales y una duda

Los linces tienen muy buena vista

No tienen mala vista, pero tampoco la tienen tan buena; los pobres ni siquiera ven venir a los coches que acaban atropellándoles, hecho por lo que las personas que tratan de evitar su extinción están buscando soluciones como vallar las carreteras que pasan por su territorio.

Y es que el dicho “tener vista de Lince” originalmente no se refería al animal, sino a Linceo, un personaje mitológico; uno de los argonautas que acompañaron a Jasón en la búsqueda del vellocino de oro, del que sí se decía que tenía una vista portentosa y que podía ver a través de los objetos.

 

Los murciélagos son ciegos

A pesar de que la etimología de su nombre así lo indica (“mur”= ratón “cego” = ciego), los murciélagos no son Linceos, pero tampoco ciegos.

Según algunos científicos, algunas especies de murciélagos tienen visión dicromática y otras pueden ver en color. Pero todos ellos ven.

De hecho, utilizan la vista en su navegación, especialmente en las distancias largas, a las que no alcanza su ecolocación (localización de objetos gracias al eco, a modo de radares).

Afirman los científicos que algunas especies pueden ver la luz ultravioleta, lo que les ayudaría a localizar las flores que la reflejan y encontrar néctar. Y sí, he dicho néctar, porque se alimentan de él; únicamente una especie de murciélago de las más de 1100 identificadas se alimentan de sangre, los vampiros; el 70% de las especies se alimentan de frutas, y un 30% comen insectos.

 

Los toros no embisten el rojo ni tampoco ven sólo en blanco y negro

Según los científicos, los toros tienen visión dicromática (la misma que comentábamos antes para algunas especies de murciélagos), pero la visión dicromática no significa que se vea en blanco y negro.

Repasemos un poco; la visión en color:

Vemos en color gracias a unas células fotorreceptoras a las que, por su forma cónica, llamamos “conos” (los otros fotorreceptores, los llamados “bastones” son los que nos permiten ver en la oscuridad). Los humanos poseemos tres tipos de conos que se diferencian según el tipo de pigmento que poseen y el color ante el que se estimulan; así estos conos nos permiten ver el color rojo (pigmento eritropsina), el color azul (pigmento cianopsina) y el color verde (pigmento cloropsina), y, por supuesto, todas las combinaciones posibles entre estos tres colores.

Pues bien, los animales con visión dicromática, solo tendrían dos de esos tipos de conos; los toros en concreto sólo tienen los conos que les permiten ver el azul y el verde (y todas las combinaciones posibles entre estos colores), así pues, no pueden ver el rojo, y por tanto no pueden sentirse atraídos por ese color.

Aunque si queréis saber mi opinión, hasta que alguien consiga hacerle un test de colores a un toro y nos confirme si esto es cierto o no, no dejan de ser teorías y especulaciones.

 

Los cocodrilos no lloran porque sienten pena de sus víctimas

Pues no, siento tener que desmentir esto, porque me resultaba muy romántico; pero la cruda realidad es que las glándulas lacrimales de los cocodrilos se encuentran muy próximas a sus glándulas salivares, por lo que se estimulan a la vez que éstas al comer.

 

¿Los rinocerontes son miopes?

Pues casi todos los tratados que he leído sobre rinocerontes afirman que éstos son miopes y dicen que no pueden distinguir un hombre de un árbol más allá de cinco metros.

 

Pero me pregunto… ¿En serio ha intentado alguien refraccionar rinocerontes?
Si alguien tiene un rinoceronte puede traerlo a la Clínica del Dr. Soler. Estoy seguro que mis compañeros Valentín y Eva estarán encantados de graduarle sus gafas. 😉

• Lince: Imagen de Alexa en Pixabay
• Murciélago: Imagen de alobenda en Pixabay
• Toro: Imagen de RobertTrzaska en Pixabay
• Cocodrilo: Imagen de Raik Thorstad en Pixabay
• Rinoceronte: Imagen de Nel Botha en Pixabay

Autor: José Samper Giménez

• Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Alicante • Oftalmólogo de la Clínica Oftalmológica Dr. Soler • Oftalmólogo del Hospital General Universitario de Elche • Colaborador en ONGD Anawim.

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