Oculoplastia | Innova ocular - Clínica Dr. Soler
En su maravillosa función de ver correctamente el mundo que nos rodea nuestros ojos tienen en los párpados unos aliados fundamentales; éstos tienen la labor de mantener la adecuada lubricación de los ojos, protegerlos de traumatismos y objetos extraños y, además, juegan un rol muy importante en la expresión facial. Por todo esto los párpados no sólo cumplen la labor de ayudarnos a ver nuestro mundo exterior, sino que son elementos claves en cómo dicho mundo nos ve a nosotros.
Con el paso del tiempo los párpados no son ajenos al envejecimiento natural y van perdiendo algunas de sus propiedades como la tensión y la fortaleza; al mismo tiempo la piel que rodea a los ojos se arruga y pierde su firmeza. Estos cambios naturales no solo envejecen la expresión de nuestros ojos sino que pueden interferir en el adecuado funcionamiento de la visión.
Los párpados se encuentran íntimamente unidos a los ojos, con una anatomía compleja, por lo que corresponde al oftalmólogo su manejo. Tal es así que existe una subespecialidad de la Oftalmología denominada Oculoplástica, que es la que se encarga de reparar las condiciones palpebrales perdidas por los años. Los oftalmólogos oculoplásticos aplican un concepto no sólo estético del tándem ojos-párpados, sino que aportan el conocimiento profundo de sus estructuras y la visión de su funcionalidad que sólo un oftalmólogo puede tener.
Exoftalmos tiroideo
En el ojo se manifiestan numerosas enfermedades del organismo, que pueden repercutir hasta en nuestro aspecto externo. Son así las alteraciones que aparecen a nivel de los párpados y de la órbita en los pacientes con problemas de la glándula tiroides. En esos casos se produce una inflamación de los tejidos que rodean al ojo, empujándolo hacia fuera; queda así un aspecto de ojos saltones que están como “queriendo salir de la órbita”.
El oftalmólogo oculoplástico controla una parte de la progresión de la enfermedad a través de estudios y medidas y en algunos casos procede a realizar intervenciones quirúrgicas que devuelvan al paciente un aspecto natural.
Cirugía plástica de los párpados: blefaroplastia
La operación de Blefaroplastia es la cirugía más practicada en la Oculoplastia y consiste en eliminar la piel sobrante del párpado superior y las bolsas que se forman alrededor de los ojos, devolviendo a los mismos un aspecto más natural y rejuvenecido.
Las blefaroplastias pueden ser funcionales, cosméticas o tener ambos propósitos, mejorando el aspecto y el campo de visión del paciente. La técnica quirúrgica es la misma en ambos casos, no dejando señales o cicatrices visibles: Esto es así al utilizar incisiones mínimas que se ocultan en los pliegues naturales de la piel o bien al realizarla a través de la parte interna de los párpados, no siendo por tanto visibles.
Es un procedimiento que se realiza de manera ambulatoria, aplicando una anestesia local controlada por un anestesiólogo y con un mínimo disconfort. Igualmente, tiene una recuperación rápida con un postoperatorio muy suave. En este período pueden ser visibles cambios de coloración, señales de cicatrización e incluso algún pequeño hematoma que se desvanece en unos días.
Cirugía reparadora de los párpados
Los párpados pueden perder su posición natural por diferentes causas que van desde alteraciones al nacer hasta una evolución senil de los mismos. En estas condiciones los párpados pueden quedar caídos, lo que conocemos como ptosis palpebral, pueden quedar abiertos, lo que es un ectropion, o pueden quedar hacia dentro, condición conocida como entropion. En estas situaciones se producen molestias varias bien por lagrimeo en el ectropion, por roce con las pestañas en el entropion o pérdida del campo de visión en la ptosis palpebral.
Cuando los párpados pierden su estabilidad y función el cirujano oculoplástico debe realizar la corrección anatómica adecuada para reestablecer las condiciones originales del párpado, reinsertando los tendones palpebrales o avanzando los músculos que han perdido sus fuerzas. Estas cirugías tienen, además de un propósito funcional y reparador, un enfoque cosmético al ser hechas a través de incisiones no visibles u ocultas.
Botox y líneas de expresión
El botox© es el nombre comercial de un medicamento compuesto por toxina botulínica. Su difusión popular ha sido tan grande que ha dado nombre a todos los productos con dicho compuesto; algo parecido a los pañuelos tipo Kleenex.
La toxina botulínica es conocida desde antiguo por su acción paralizante sobre los músculos, lo cual es utilizado por el cirujano oculoplástico para combatir determinadas enfermedades o para mejorar arrugas y líneas de expresión.
Así, una situación no solamente molesta sino altamente invalidante como es el blefaroespasmo esencial, enfermedad en la cual los párpados se cierran involuntariamente de forma repetida, puede ser tratada y controlada con la aplicación del botox©.
De igual manera, el botox© puede ser utilizado para atenuar las líneas de expresión causadas por el tiempo o para evitar molestas arrugas. Esto se consigue al paralizar de manera controlada algunos de los músculos responsables de la expresión facial, obteniendo así un aspecto más relajado y terso de la cara.
Es importante señalar que la acción del Botox© dura unos meses, debiendo repetirse periódicamente su aplicación.
Vías lagrimales
El ojo produce dos tipos de lágrimas, la de llorar por emociones o irritaciones, y una lágrima continua que se necesita para que la superficie ocular esté humedecida. La lágrima va luego a un desagüe situado en la parte más interna de los párpados, y que comunica con la nariz, lo que conocemos como vía lagrimal.
La obstrucción de la vía lagrimal produce un lagrimeo continuo muy molesto, que incluso puede llegar a provocar cuadros dolorosos agudos. Al quedar la lágrima remansada en la vía lagrimal se puede infectar, produciendo lo que se denomina una dacriocistitis, la cual a su vez conlleva conjuntivitis de repetición, infección crónica de los ojos e incluso de la piel que rodea los ojos.
La obstrucción de la vía lagrimal es relativamente frecuente en bebés que nacen con el lagrimal obstruido o en personas más mayores, lo que en estos casos se conoce popularmente como una “rija”, siendo una enfermedad de tratamiento muy común para el oftalmólogo oculoplástico.
En el caso de los bebés, una vez diagnosticada la obstrucción congénita de las vías lagrimales, y tras fracasar tratamientos básicos de masaje y colirios antibióticos, se realiza el sondaje de la vía lagrimal. Este procedimiento, resolutivo en casi todos los casos, se realiza por encima de los cuatro meses de edad bajo una sedación y de manera ambulante.
En los adultos se utiliza la tecnología endoláser para abrir una comunicación desde la vía lagrimal hasta su destino natural en la nariz. Para ello, y con visualización directa a través de las fosas nasales, se aplica un Láser de Diodo que minimiza el sangrado y el dolor, evitando además las cicatrices externas. Para asegurar la permeabilidad de la nueva vía lagrimal se deja colocado durante unas semanas unos tubos finos de silicona que se retiran posteriormente en consulta.
El procedimiento se realiza de manera ambulatoria y con anestesia local, evitando así las clásicas intervenciones a través de la piel, taladrando el hueso y con tendencia al sangrado, dolorosas y con cicatrización aberrante.
Recuperación del paciente
La cirugía oculoplástica y de las vías lagrimales suele realizarse de manera ambulatoria y con anestesia local bajo sedación asistida. Tras la intervención el paciente permanece en una sala de recuperación descansando. Una vez en casa hay que aplicar una serie de medidas que ayuden al éxito de la intervención, como guardar cierto reposo relativo, dormir con la cabeza elevada, aplicarse compresas frías y tomar la medicación indicada.
El resultado final depende de muchos factores que incluyen desde el grado de alteración anatómica y la extensión del área a reconstruir, hasta la edad del paciente. Factor importante es la calidad cutánea y la forma particular de cicatrizar de cada paciente. Cuando usamos finas suturas, éstas permanecen un período muy breve de tiempo, deshaciéndose por sí solas o retirándolas a los pocos días, antes de que el paciente inicie sus labores habituales.
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