Glaucoma | Innova ocular - Clínica Dr. Soler
¿Qué es el glaucoma?
El glaucoma es un problema de visión que afecta el nervio óptico, que es la parte del ojo que conduce las imágenes que vemos hacia el cerebro. El nervio óptico está formado por muchas fibras nerviosas, como un cable de electricidad que contiene muchos filamentos.
Cuando aumenta la presión en el interior del ojo pueden dañarse algunas fibras del nervio óptico, provocando la aparición de puntos ciegos. Estos puntos borrosos habitualmente no se detectan hasta que el daño al nervio óptico es significativo. Si la destrucción del nervio óptico es completa, se produce ceguera.
La detección y el tratamiento precoces por parte del oftalmólogo son claves para prevenir el daño al nervio óptico y la ceguera provocados por el glaucoma.
El glaucoma es la principal causa de ceguera en los Estados Unidos, especialmente en las personas mayores. Pero frecuentemente, la pérdida de la visión debida al glaucoma puede prevenirse si se trata en forma precoz.
¿Qué causa el glaucoma?
Por el interior del ojo circula un líquido encargado de la nutrición de las estructuras internas del ojo. Este líquido cumple una función similar a la sangre, pero tiene la ventaja de que, al ser totalmente transparente, posibilita que la luz pase a su través, permitiendo al ojo cumplir la misión para la que ha sido diseñado. Este líquido, denominado humor acuoso, tiene un sistema de producción y otro de evacuación. El perfecto equilibrio entre estos dos sistemas permite mantener prácticamente constante la presión intraocular. Si como consecuencia de algún fallo en estos mecanismos, entra mas liquido del que puede salir del ojo, la presión se eleva y el nervio óptico comienza a dañarse.
Tipos de glaucoma
No todos los glaucomas son iguales. Aunque los oftalmólogos son capaces de diagnosticar varias decenas de glaucomas diferentes, desde el punto de vista práctico, vamos a distinguir entre unos pocos que son los más frecuentes:
- Glaucoma congénito. Se produce como consecuencia de un desarrollo defectuoso de las vías de salida del humor acuoso. En las primeras semanas o meses de vida el niño va a presentar lagrimeo y fotofobia (no es capaz de mantener los ojos abiertos cuando hay luz). La córnea va perdiendo transparencia y se ve blanquecina. Simultáneamente, el ojo, como consecuencia del aumento de presión en su interior, va aumentando de tamaño. Hay que tener especial cuidado con los niños que tienen los ojos mucho más grandes que el resto de los niños de su misma edad, especialmente si les molesta mucho la luz.
- Glaucoma crónico de ángulo abierto. Es el más frecuente de todos los glaucomas pues supone aproximadamente las tres cuartas partes de los que se diagnostican. Se produce por el deterioro progresivo del sistema de eliminación del humor acuoso, que de una forma natural se produce con la edad, pero en este caso se exagera hasta perder la capacidad de mantener una cifra normal de presión intraocular. La enfermedad se presenta de una forma muy lenta sin producir síntomas que la persona que lo sufre sea capaz de detectar.
- Glaucoma agudo o de ángulo cerrado. Esta forma de glaucoma es la más conocida por presentarse bruscamente con gran dolor y brusca disminución de la visión, visión de halos coloreados alrededor de las luces, e incluso sensación de nauseas, vómitos, etc... Se produce por el cierre brusco de las vías de eliminación del humor acuoso, como consecuencia de que, por la forma especial del ojo de estas personas, el ángulo a través del cual se ha de eliminar este líquido es excesivamente estrecho, y es posible que, en determinadas circunstancias, las paredes de este ángulo se pongan en contacto, obstruyendo por completo el paso. Esto trae como consecuencia la rapidísima elevación de la presión y el intensísimo dolor (dolor de clavo).
Población de riesgo
Así denominamos a las personas que poseen uno o varios factores que predisponen a padecer la enfermedad. Los más importantes son los siguientes:
1. Antecedentes familiares de glaucoma
2. Edad. Más frecuente en personas de edad avanzada
3. Miopía
4. Diabetes
5. Tratamientos prologados con corticosteroides
6. Diabetes
7. Enfermedades cardiovasculares
8. Traumatismos o intervenciones quirúrgicas oculares
Las personas que se encuentran en alguna de estas circunstancias deben realizar una revisión oftalmológica anual. Si concurren varios de estos factores, es posible que las revisiones deban ser a más corto plazo. Más información en el blog de ojos
¿Cómo se diagnostica?
Las revisiones oftalmológicas periódicas que habitualmente se realizan con carácter anual para la detección del glaucoma, incluyen las siguientes exploraciones:
1. Tonometría o medida de la presión intraocular.
2. Oftalmoscopía o exploración del fondo de ojo, para comprobar si existe algún tipo de daño en el nervio óptico.
3. Gonioscopía para comprobar, en caso de sospecha de glaucoma, a que tipo pertenece.
4. Campimetría o exploración del campo visual. Esta prueba no se realiza rutinariamente pero es imprescindible para confirmar el diagnóstico y establecer el tratamiento adecuado, por lo que se realiza cuando la tonometría o la oftalmoscopía le hacen al oftalmólogo sospechar que la enfermedad está ya en su fase inicial o tiene serias dudas y necesita confirmar el diagnóstico.